Abstract
En el campo de la realidad social, más que en el natural, a menudo se acostumbra personalizar el mundo con grados de certeza y verdades acabadas, mantenidas con arbitrariedad. Dejando entonces, pocas opciones a otras interpretaciones, para desbordar luego en escenarios de intolerancia y egocentrismo. Así mismo, aprendimos a percibir los objetos y los sujetos, como únicos y en ellos mismos y no como un conjunto de relaciones; aunque éstas fueran objeto de estudio en matemática fundamental, para los que asistimos a la escuela.